miércoles, 12 de julio de 2017

Diario literario # 4 (Julio 2017)

Pensé que luego de D.H. Lawrence y su obra "El amante de Lady Chatterley" no encontraría en un buen tiempo otra historia que me interesara al cien por ciento. Revisé algunas páginas de otros libros y no me convencían del todo, pero no sabía que por ahí me observaba Balzac desde un rincón, esperando en silencio a que yo llegara a él, aunque en realidad, me llamó en "voz bajita".

-Ven, acércate.

Yo, obediente fui a ver qué quería mostrarme y con suavidad me contó una historia que comienza en un casino. Luego del casino me trasladó a otro lugar y fue ahí donde terminó de cautivarme. Sus palabras son ... no sé cómo describirlas ... fascinantes pero te quedas con la impresión de no comprender todo lo que narra.

Y esa historia se titula "La piel de zapa". 

***

A veces, escribir de noche es lo mejor, pero otras como hoy, me resulta un tanto irritante y se supone que es mi tiempo de relajo, pero es molesto cuando la Internet está lenta y necesito música, otro tanto es no estar sola en casa, expuesta a alguna interrupción y sentirme culpable por irritarme un poco ante ello. Una parte de mí no quiere que escribir sea más importante que otras cosas, pero otra se siente irritada cuando se le impide escribir sea cual sea el motivo. ¿Será que la ira vendrá a ser mi alimento cada noche de esta semana? Ira, ahora mismo la siento, no puedo calmarme. Odio que alguien pase cerca de la computadora y me vea escribir, me irrita ser observada cuando escribo, lo odio. 

Quería pasarla bien escribiendo hoy, pero he fracasado, y pensar que desde temprano me había mentalizado para que sea un buen momento, un tiempo de disfrute.

Ira. La ira alimenta la literatura. Ira sin tabú. Literatura sin tabú. Ira. Literatura. Ira literaria. Ira y ficción. Ira y poesía. Ira y moralismo. Ira y ética. Los valores avivan la ira en forma mucho más profunda. Literatura e ira. Valores e ira.

¡¡¡Basta de portarse bien!!!

miércoles, 5 de julio de 2017

Diario literario # 3 (Julio 2017)

Hay un libro que he terminado recientemente de leer, pero me ha interesado de tal manera que lo estoy leyendo de nuevo. Sin embargo, ya no en un orden estricto, capítulo a capítulo, bueno, no siempre, luego de un capítulo retorno a alguna de las páginas marcadas con un post it, casi nunca hago eso con un libro pero esta vez era necesario. El tomo donde se halla esta historia es de tapa dura, de aspecto muy serio y los post it de colores le han dado un toque diferente a su apariencia, a veces lo serio se entiende bastante bien con lo colorido.

La historia en cuestión es "El amante de Lady Chatterley" de D.H. Lawrence. 

En el año 2001 cuando yo tenia dieciséis años, el profesor de literatura del colegio donde yo estudiaba, nos dejó de tarea leer un libro, pero uno diferente para cada alumno, a una compañera le  dejó "El amante de Lady Chatterley" y a mí, "María" de Jorge Isaacs. El profesor se dejó guiar por la forma de ser de cada alumno y en base a ello le asignaba un clásico que pudiera gustarle. Como yo era la callada y más tranquila del salón pensó que "María" al tratarse de una joven dulce, podría gustarme, la verdad ya no recuerdo bien la historia pero aunque no me disgustó tampoco me entusiasmó demasiado. Y a la compañera que le dejó el de D.H. Lawrence, era de esas chicas que ya con dieciséis años iba a fiestas, discotecas ... ella era la normal y yo la mancha horrenda, "Hay que señalar con el dedo a la chica que no habla, que no toma, que no va a discotecas, vamos a despreciarla, nosotras valemos más que ese "mueble"" . 

Y ahora, en pleno 2017 a mis treinta y dos años de edad, me encuentro sorprendida y satisfecha de que me haya gustado "El amante de Lady Chatterley" y no por revancha, sino porque en verdad las ideas expuestas por el autor son de mi interés. Lo que no recuerdo es cómo expusimos nuestras impresiones en el colegio, no sé qué le pareció este libro a la chica que mencioné antes. Y tampoco puedo afirmar si en esa época a mi me hubiese gustado "El amante de Lady Chatterley". Sólo puedo corroborar una vez más que uno nunca termina de conocer a las personas. Muchos que me ven cómo soy (y me refiero a mi entorno) por fuera se quedan con una sola impresión de mí y desde hace años tengo una etiqueta asignada por más de uno, pero no conocen mis emociones, mis aficiones (de las cuales casi nunca hablo), ni siquiera saben de este blog, en realidad no me conocen y parecen tratarme como si me conociesen mejor que yo misma.

La madrugada de un sábado