sábado, 8 de abril de 2017

George Sand: Sus inicios en la literatura (I)

Esta entrada forma parte del proyecto Adopta una autora
Sea por la educación. Por lo que me enseñaron, o por predisposición, lo cierto es que el amor por la novela se posesionó violentamente de mí antes de que hubiera acabado de aprender a leer.
Estas son las palabras que Aurora (ya siendo George Sand) escribe en su autobiografía : Historia de mi vida. A lo largo de su obra nos va mostrando, sin que transmita una sola sombra de presunción (al menos así lo percibo yo), cómo desde muy pequeña creaba sus propias historias. Es imposible no apreciar en ella a un ser que ya estaba predestinado a ocupar un lugar en la literatura universal.

En un inicio, como todo niño, debió afrontar el periodo de apreciar unos signos desconocidos en cada página. Una etapa tediosa y que siendo adultos en cierto modo revivimos si comenzamos a leer en otro idioma.

Llegué a entender lo que me daban a leer, repitiendo. Yo no leía por mi cuenta; era de temperamento indolente y sólo podía superarlo a costa de grandes esfuerzos.
A pesar de que las letras aún le eran extrañas, su imaginación era muy intensa, alimentada por las figuras de los libros y por oír las historias que le narraban.

... caía en ensoñaciones hasta el punto de perder con frecuencia la noción de la realidad que me rodeaba.
De no ser por su madre, quien le habló tanto al respecto, Aurora no hubiera podido narrarnos cómo durante su tierna infancia inventaba cuentos sin fin en voz alta:

... que mi madre llamaba mis novelas.
No me acuerdo para nada de estas creaciones; mi madre me habló mil veces de ellas, mucho antes de que se me ocurriera escribir. 
¿Cómo eran estos cuentos? Una mezcla de todo aquello que llamaba su atención. El argumento que empleaba era como el de los cuentos de hadas, con un príncipe, una princesa y algunos malvados.

Todo estaba regido por la Impronta de un pensamiento infantil jovial y optimista. 
Sus historias eran extensas, cuando las narraba hasta determinado punto, al día siguiente continuaba desde ahí.

Existía otro elemento que avivaba su imaginación, el juego:

Representábamos batallas y fugas a través de espesos bosques, que impresionaban vivamente mi fantasía. 
Además, George Sand narra una experiencia que muestra el nivel tan alto de la intensidad que llegaba a alcanzar su capacidad para estar 'fuera de la realidad'. En una ocasión ella y su prima Clotilde se perseguían en casa de su tía, pero realmente llegaron a creer que estaban entre árboles.

... nos sentíamos realmente en medio de una naturaleza sombría, de la que se iba posesionando la oscuridad de la noche. 
Cuando su madre llevó a la pequeña Aurora hacía la mesa se quedó asombrada al ver el entorno real, los objetos, las luces y la mesa.

Evidentemente salía de una total alucinación y me resultaba difícil abandonarla tan bruscamente.
Muchas veces era muy difícil para ella estar segura de dónde se hallaba en realidad, si en su casa o en la de su tía (en Chaillot).

En el libro reseñado en la entrada anterior , la naturaleza ocupa un lugar muy importante para George Sand, tanto así que para su protagonista es más importante que las piedras preciosas y su prima Laura valora aún más el campo. Esto lo menciono porque durante la niñez de Aurora su lugar favorito era el jardín de la casa de sus tíos en Chaillot y se expresa así:

... apenas pisaba el jardín, me parecía estar en la isla encantada de los cuentos.  
Y es en la terraza de ese mismo jardín donde realizaban sus ... 


... grandes juegos de batallas, fugas y persecuciones. 
Allí fue también donde vi por primera vez mariposas y enormes girasoles que me parecieron de cien pies de altura.
En la próxima entrada continuaremos explorando la relación de la pequeña Aurora con la naturaleza, no olvidemos que el campo será un escenario muy importante en sus obras siendo ya adulta. 

No es la pieza exacta que describe pero también es una Venus de Sévres. Dar click aquí para ver origen de la imagen.

Y para terminar, nuestra autora nos contará sobre uno de sus juguetes favoritos siendo niña, una antigüa pieza de vajilla:

Una pequeña Venus de Sévres con dos palomas en las manos; tenía un pedestal en forma de plato oval en vidrio ondulado, engastado en un aro de cobre reluciente, cubierto de pequeñas muescas que sostenían unos tulipanes que hacían de candeleros, y al encender las bujías, el vidrio, que parecía un trozo de agua, reflejaba las luces, la estatuilla y los bellos adornos dorados del engarce. Este juguete constituía para mí un mundo maravilloso, y cuando mi madre me contaba el cuento de Percinet y Graciosa, yo me imaginaba paisajes con lagos y mágicos jardines. ¿Dónde pueden los niños hallar mejor inspiración para las cosas que nunca han visto? ... 

Fuente:

Historia de mi vida (Autobiografía George Sand) - PDF Archivado en la Web del Ministerio de Educación y cultura de Uruguay


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La madrugada de un sábado